jueves, 2 de noviembre de 2006

Calaverita a Huberta



Calaverita a Huberta

(Profesora de Teoría del Arte en FES Cuautitlán, UNAM)





A lo lejos se escuchaban
los diez elefantes
era Huberta guiando
en coro a los estudiantes.

La muerte se acercó
curiosa por aquella canción
y gran sorpresa se llevó
cuando a Huberta vio.

La Catrina vino al salón
aunque con mala intención
pues quería a Huberta
y no una canción.

Huberta la invito a cantar
y ella se negó
pero eso no importó
pues el coro continúo.

Al terminar la melodía
Huberta sus ojos cerrados tenía
y el arte de esa sonada
muy tranquila explicaba.

Huberta en el escritorio
en flor de loto se sentó,
sus ojos no abrió
y a la parca ignoró.

La muerte imitarla trató
pero cuando un paso dio
de bruces al piso cayó
y de prisa se levantó.


Huberta y sus estudiantes
a la huesuda no hablaban
Teoría del Arte filosofaban
con los ojos cerrados
ni la miraban.

Por fin la flaca habló
y a Huberta se dirigió:
“Por tu culpa me caí
y un dedo me rompí”

Huberta los ojos abrió
y a la Catrina miró
a todos nos sorprendió
pues una foto le sacó.

Huberta pensaba
que nadie le ganaba
a definir el arte,
era la mejor, murmuraba.

“Si te sientes tan segura”
expresó la parca
te reto a un debate
para definir el arte.

Iniciando el duro encuentro
la flaquita le dijo a Huberta
¡Yo te quiero dentro del panteón!
para papacharte de montón.

Muy confiada de sí misma
la huesuda se rió
¡En el arte de la vida
nadie es mejor que yo!


La flaquita tomó un gis
y se dirigió al pizarrón
temerosa vio a Huberta
que sin gis el arte explicó.

De repente Huberta preguntó
¿Cuál es tu color?
defínemelo con una sensación
o contigo no me voy.

La parca perpleja quedó
ni una palabra contestó
su cara flaca se puso
pues mucho se enojo.

Terminando este altercado
la huesuda se marchó
a Huberta no ganó
cuando su color
en sensación le preguntó.

A su casa en el panteón
va la flaca confundida
creyó ganarle a Huberta
con el dilema de la vida…

Los colores y el arte
la pelona los dejó aparte
con Huberta regresó
y del brazo la tomó.

Los alumnos protestaron
pero pronto se callaron
pues la huesuda los miró
con demasiada agresión.


La flaca sin compasión
a Huberta se llevó
la abandonó en el panteón
y un solo libro le dejó.

Al llegar al panteón
con un estornudo se le recibió
pues en su blusa aún llevaba
el gis del pizarrón.

A los muertos enseñó
a partir de la sensación
a descubrir lo bello
que puede ser el panteón.

Y se dieron cuenta
de lo complicada
que es la estética aplicada
en la muerte cotidiana.

Que los alumnos la extrañarían
era algo que ella bien sabía
pues ya no cantarían
los elefantes con alegría.

A los muertos convocó
para participar en una audición
solo para descubrir que el talento
de sus alumnos no tenía comparación.

Ahora se escucha en el panteón
una hermosa canción
los muertos están cantando
y Huberta los está guiando.




Por: Addy, Edith y Laura